El Metaverso y las opciones de interacción empresarial con él se han convertido en uno de los temas más actuales de 2022.
Más del 57 % de las empresas ya utilizan en su negocio tecnologías basadas en metaversos de un modo u otro, y el 59 % de los usuarios de la red están dispuestos a transferir algunas de sus interacciones a esa nueva realidad. Para ponerle cifras, en 2022 la inversión en este ámbito superó los 120.000 millones de dólares, y la capitalización prevista del mercado podría alcanzar los 3 billones de dólares en 2030.
Hoy en día es bastante fácil confundirse sobre lo que es un metaverso, porque la industria no tiene una terminología clara establecida.
Para Meta, el metaverso es principalmente un conjunto de mundos virtuales en los que la inmersión es posible principalmente a través de auriculares de realidad virtual, en los que la empresa ha invertido miles de millones de dólares. Si nos fijamos en plataformas orientadas a blockchain como Decentraland y Sandbox, el principal foco de desarrollo de metaversos estará exactamente en la descentralización y la integración de NFT como medio de autenticación de la propiedad de activos digitales. Y si nos fijamos en el número de público fiel, los líderes serán los juegos sandbox como Roblox o Minecraft, con su propia economía de trabajo y muchas otras características que no tienen nada que ver con VR o blockchain.
En abstracto, un metaverso es un entorno colaborativo descentralizado y persistente, que vive su propia vida independientemente de la presencia de usuarios en él. De hecho, esta definición se aproxima mucho a lo que la Internet moderna se ha convertido hoy en día, lo que significa que la verdad se encuentra en algún punto intermedio entre los escenarios descritos anteriormente y que en las próximas décadas veremos cómo la Internet moderna evoluciona hacia algo nuevo.
Casi todas las empresas de la lista Fortune 500 tienen ya su propia estrategia de metaverso.
Para crear uno propio es necesario reunir un equipo y dirigir el desarrollo durante varios años para alcanzar el nivel tecnológico necesario. Según una estimación aproximada de Appinventiv, una empresa estadounidense dedicada al desarrollo a medida de aplicaciones y plataformas, el presupuesto para crear un producto de este tipo oscila entre 100.000 y 4 millones de dólares, lo que resulta algo más caro que los sitios web y las aplicaciones móviles.
La segunda opción es un poco más fácil, por lo que las grandes marcas intentan integrarse en las plataformas existentes y apoyarse en la audiencia que ya tienen. Al mismo tiempo, las empresas tienen que tolerar muchas limitaciones de las plataformas, siendo rehenes del ecosistema de la plataforma elegida y de la imposibilidad de integrar por sí mismas muchas herramientas típicas.
“Para asegurar hoy la presencia de una marca en un metaverso descentralizado, no es necesario reunir a un gran equipo de desarrolladores y crear algo desde cero. Una de las opciones eficaces son las plataformas modulares de creación de mundos virtuales, que, de forma similar a los CMS de la Internet moderna, permiten crear pequeñas piezas propias de metaverso” comenta el fundador de Metaplan, Andrey Ivashentsev .
De forma similar a los sitios web, las empresas pueden crear sus propios mundos virtuales únicos añadiendo cualquier servicio o función que ellas o su público necesiten, lo que, en la mayoría de los casos, simplemente no es posible cuando se trata de plataformas externas del metaverso.Los paquetes básicos de este tipo de soluciones costarán a las empresas, en promedio, tanto como unos pocos días de trabajo de un desarrollador experimentado, y las capacidades de integración flexibles les permitirán utilizar las mismas herramientas que la empresa utiliza hoy en día: modelos de productos 3D existentes, servicios de almacenamiento de datos en la nube, autorización unificada con un sitio web o una aplicación móvil, y conectar un sistema externo de análisis o CRM. Y lo mejor de todo: todas estas integraciones pueden modificarse siempre en función de las necesidades de la empresa.
Será a través de la creación de esos mundos virtuales, las marcas podrán construir una relación de mayor confianza con sus audiencias, que, como todo el mundo, se dirigen hacia el metaverso.