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El sector consumo puede reducir la rotación de empleados en centros logísticos si aplica estrategias de movilidad compartida

En España, los grandes retailers dedicados a consumo como Mercadona, Lidl, Carrefour o Aldi, centran en los polígonos industriales sus centros logísticos. Más de 50 grandes naves apartadas del centro urbano de las ciudades por las que cada día pasan más de 25.000 trabajadores, según datos recogidos en los portales de empleo de estos centros de supermercados. 

Sin embargo, el trabajo en este tipo de centros es hostil y muestra de ello es la dificultad que encuentra el sector logístico a la hora de atraer y retener talento. El salario es uno de los principales motivos de abandono para el 42,2% de los trabajadores, según una encuesta realizada por Eurofirms Group este mismo año. Pero otros factores como el estrés continuo, señalado por el 32,8%, comienzan a ser una razón de peso. Así, los programas de bienestar se hacen necesarios para cualquier organización y, dentro de éstos, la movilidad tiene un papel protagonista.

Movilidad compartida para reducir las bajas voluntarias

El 41% de bajas voluntarias en centros logísticos se asocian a desplazamientos excesivos, turnos sin conciliación y ubicación de difícil acceso sin transporte público, según el Informe “Mercado de trabajo en el sector Logística 2024” realizado por Randstad Research. En este contexto, el sector consumo debe apostar por medidas que palien esta situación y entender que el coche privado no debe ser la única opción disponible para acceder a ubicaciones periféricas.

En España, ninguna gran cadena de supermercados está apostado por introducir opciones de movilidad compartida para sus centros logísticos. Sin embargo, en otros sectores, como el hotelero, ya ha demostrado ser una estrategia eficaz para reducir la fatiga de los empleados, mejorar la puntualidad y reducir el absentismo laboral. Un ejemplo de movilidad compartida son los autobuses lanzadera, vehículos sostenibles de entre 15 y 50 plazas, que los trabajadores pueden utilizar de forma gratuita, ahorrando tiempo y dinero. Además, pueden llegar a transportar hasta 200 empleados de forma diaria. 

Innovación tecnológica y colaboración para ser más sostenibles

La tecnología de la que ahora mismo disponemos facilita la implementación de estas medidas. Por ejemplo, la española Celering ha diseñado una aplicación de transporte bajo demanda que conecta a pasajeros, conductores y operadores a través de algoritmos basados en IA. De esta forma, los usuarios pueden reservar plaza de forma sencilla y en función del volumen de pasajeros y puntos de recogida, se definen las rutas en tiempo real.  

También existen modelos de colaboración público-privados que permiten ahorrar costes. Un ejemplo son las empresas que trabajan en un mismo parque empresarial y que se aúnan para contratar plataformas de movilidad como servicio (MaaS), incluyendo opciones de carpooling o autobús on demand. Además, si una empresa libera plazas puede ponerlas a disposición de otra para ahorrar dinero y, a la vez, ser más sostenible por ahorro de emisiones. Algunos ayuntamientos también están abiertos a firmar convenios para repartir costes.  

Las medidas de movilidad compartida tienen un impacto directo sobre la calidad de vida de los trabajadores y hacen que las empresas sean sostenibles de manera real. Todo esto se traduce en mayor productividad y ahorro, ya que facilitar la vida en el trabajo significa menos rotación y más retención. Y más sostenibilidad implica una imagen positiva acorde a lo que la sociedad espera de las organizaciones.  

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